Cuando nos mudamos a la Garrotxa (Girona) no pensamos nunca que íbamos a ser tan bien recibidos. Y es que abajo nuestro nos encontramos un tesoro: Carlota Rodríguez (@carlotarodriguezsala), vecina (de esas que en pocos días escala a la categoría de amiga de las buenas), diseñadora confeccionista y jefa de un pequeño taller situado en una antigua librería en pleno casco antiguo de Olot, que es una delicia.
Carlota colabora con otros artistas, artesanos y productores para realizar pequeñas colecciones textiles que llevan una historia detrás y cuenta algo más que la misma pieza.
Apenas nos conocimos supimos que «algo» haríamos juntos y no tardamos mucho tiempo en darle forma al proyecto que presentamos hoy. Carlota quería confeccionar una pieza diferente a lo que venía haciendo y nos propuso hacer unas alforjas para bicicletas, un desafío al que nosotros añadimos nuestro toque.
Mientras Carlota hacía pruebas para perfeccionar las alforjas, nosotros empezamos a pensar ideas para aplicar al diseño de las mismas. Vivir en la Garrotxa entre volcanes nos ha influido mucho en nuestro estilo de vida y también culturalmente, y pensamos en cómo podíamos aplicar estas sensaciones en las alforjas.
Desde que llegamos a la Garrotxa estamos experimentando con caligrafía expresiva y lettering utilizando elementos de la naturaleza, palitos, ramas, hojas que vamos cogiendo en nuestros paseos y con las que fabricamos cálamos para utilizar como plumas y hacer caligrafía o lettering. Este proceso de experimentación nos llevó a probar hacer patterns con palabras en el idioma local (el garrotxí) para aplicarlos a las alforjas.
La idea gustó y con la ayuda de Carlota y el libro El Parlar de la Garrotxa de Quim Monturiol i Eloi Domínguez, estudiamos con qué palabras específicas de esta zona podíamos trabajar para decorar las alforjas. Surgieron algunas palabras preciosas como pelleringa, que es un pedazo de piel que sobra, pero también los garrochinos la usan para cualquier cosa que cuelga: la colgadura del codo es la más esencial de todas, las de las barrigas, brazos y muslos.
O por ejemplo también: romeguera, aquellas personas que te encuentras de camino a tu destino con las que te paras a hablar y que hacen que llegues tarde. A nadie le gusta llegar tarde, pero como dice Carlota, cuando te encuentras romegueras es cuando pasan las cosas más interesantes.😊
Hicimos muchas palabras del garrotxí con caligrafía expresiva y lettering y escogimos las que más nos gustaban (de cómo sonaban fonéticamente) y otras más representativas del idioma. Luego escaneamos las palabras y armamos los patterns para enviar a fabricar las telas.
También hicimos unas ilustraciones de bicicletas (también con plumas de palos y ramas) para los interiores de las alforjas.
El resultado ha quedado genial, Carlota ha hecho un trabajo de artesano superior para diseñar estas alforjas tan bonitas en dos colores: marrón y negro. Un producto artesano de calidad que ya está conquistando la Garrotxa y que esperamos que os guste tanto como a nosotros participar de este proyecto. Las podéis pedir AQUÍ.
Para poder confeccionar las alforjas, Carlota ha tenido que hacer un poco de investigación 🔎. Ayudándose de amigos, las han ido probando en diferentes bicicletas para ajustar detalles y perfeccionarlas. Es una pieza muy difícil de hacer que necesita tener suficiente rigidez para que no se doble y no se meta entre los radios de la bici cuando ponemos peso.
Carlota ha estudiado cómo sujetarlas firmemente en las bicicletas creando un sistema de fijación que se adapte a cualquier tipo de bicicleta y hasta ha comprobado que podemos ir a hacer una buena compra, con un volumen y peso suficiente.💪🏼
El resultado es una preciosidad, una confección compleja que Carlota ha resuelto a la perfección y que en Project Party hemos decorado de la mejor manera posible para crear un producto que rinde homenaje a esta zona tan bonita, su cultura y la buena costumbre de coger la bicicleta para ir a comprar al barrio y pedalear entre bosques y volcanes.
Y por supuesto, puedes pedir la tuya AQUÍ.
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